jueves, 14 de enero de 2010

CUENCA DE ECUADOR

El día 12 salimos de Quito con destino a Cuenca. Nada mas despegar, contemplamos la cima nevada del volcán Cayambe el tercero más alto de Ecuador y un poco más adelante el Tungurahua humeante.


VOLCAN CAYAMBE





Damos un paseo por los mercadillos del centro de Cuenca, ciudad declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, donde se ofrecen toda suerte de amuletos para todo tipo de enfermedades y sortilegios, verdaderas reliquias del sincretismo americano, productos que garantizan el éxito profesional, mezclado todo ello con sombreros de Panamá de los que Cuenca se enorgullece de ser la cuna.















Una vez satisfecha nuestra curiosidad nos dirigimos a una de las más desconocidas joyas artísticas del país: El convento del Carmelo de la Asunción fundado en 1684, una de las primeras fundaciones carmelitas de América.
La Comunidad nos ha recibido con evidente alegría y nos ha agasajado con esplendida sencillez. Es un convento cerrado al público lo que ha hecho la visita más deseada de lo normal
Entre 1997 y 2005, Alejandro dirigió bajo el patrocinio de la UNESCO la restauración y el inventario de los bienes muebles del convento especialmente un órgano romántico belga de magnífica calidad que está a falta de un sistema eléctrico de suministro de viento. Probablemente Alejandro vuelva a Cuenca para instalarlo y para su reestreno se tiene previsto la grabación de un disco con canciones de Teresa de Jesús acompañadas por el órgano.






Además del órgano el convento conserva intactas las pinturas murales y cenitales del refectorio. Son únicas en América. Están realizadas en estilo figurativo barroco hacia 1810 por un autor anónimo naif, conquense y recogen motivos y escenas de la sociedad ecuatoriana y española en época de Carlos IV, en el momento que empieza la independencia de las colonias.

































Fuera ya del refectorio puede contemplarse el llamado “Risco” un hiper-nacimiento con figuras de los siglos XVII al XX, dando vida en hermoso tropel a una ciudad en miniatura realizada con diversas técnicas y adornos desde 1650 hasta 1800, cuyo cielo remata una estupenda colección de espejos azogados barrocos de gran valor.
















Tanto Carlos como Alejandro han disfrutado enormemente tocando un órgano bastante desafinado pero con una magnífica calidad de sonido

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Desde cualquier punto de vista ha sido una jornada memorable y desde luego insólita para los componentes del grupo