lunes, 22 de marzo de 2010

LUANG PRABANG

Luang Prabang es una pequeña ciudad, la tercera de Laos con sus 70.000 habitantes, en donde se respira paz y tranquilidad absolutas.
Toda la ciudad en la que no hay casa de más de dos plantas esta repleta de pequeños templos y pagodas y sus habitantes son de una afabilidad extraordinaria. Todos los desplazamientos se hacen en tuc-tuc motocarros con la parte trasera acondicionada con dos bancos para pasajeros. A orillas del río Mekong, Luang Prabang es un paraíso para mochileros hippies trasnochados y turistas franceses. Todos llegan buscando el tipismo y el misticismo de la ciudad y estos últimos las raices de lo que fuera su colonia asiática: Indochina. La ciudad emborracha y enamora aunque ninguno de nosotros sabe decir por qué. Hemos paseado por la ciudad, sus mercados nocturnos, visitando los templos de cada barrio y nos hemos deslizado en una pequeña embarcación sobre las aguas del rio que a pesar de ser en estos momentos temporada seca, lleva una enorme cantidad de agua. Nos hemos paseado en elefante por la selva y a orillas del río, hemos visto una reserva de osos y el último día hemos visitado las cascadas de Tad Kouang Si, en donde las piscinas naturales formadas por la caída del agua invitan a bañarse. Angel no podía dejar de pasar la ocasión y ha disfrutado del baño en unas aguas cristalinas.
La última noche fuimos a cenar a “La Residence” donde por casualidad nos encontramos a un español, Guillermo Bastarica director de operaciones del hotel desde hacía solo 24 horas. A pesar de estar recién llegado nos organizó una cena en el jardín, la llamada “de las 500 velas” en la que comimos rodeados de velas por todas partes y en donde al final de la cena se encendieron globos de papel con velas que se elevaron hasta perderse en el cielo como pequeños puntos de luz.
La experiencia en general ha sido estupenda y podemos decir que no olvidaremos la ciudad, que nos ha cautivado, aunque en ella no haya casi nada que ver ni hacer.
El lunes por la mañana salimos hacia Camboya
Nos esperan los templos de Angkor