martes, 2 de febrero de 2010

LA HIPERMEGA ENTRADA: ISLA DE PASCUA

Despegamos de Santiago el domingo por la mañana en un vuelo de 3800 Kms. y 4 horas y media de duración, para llegar a la Isla de Pascua o Rapa Nui.
Pequeña isla de 24 por 12 Kms situada en la mitad de la nada del océano Pacífico, fue ampliamente descrita por Neruda en su poemario “La rosa separada” en donde la define como “La soledad redonda de todo el mar reunido”
Citamos a Neruda porque estamos en Chile. Si estuviéramos por ejemplo en Granada citaríamos a Lorca. Así que os aguantáis y nos permitís la vena poética que nos ha entrado.

La población de la isla, venida muy probablemente de las Islas Marquesas, estuvo prácticamente aislada desde su llegada en el siglo IV hasta el día de Pascua de 1722 en que el holandés Jacob Roggeveen llega a la isla.
Existe un desconocimiento absoluto sobre quienes, como y con que finalidad se erigieron sus famosos Moais y si tenían un carácter civil, religioso o conmemorativo aunque los pseudo-científicos han dado toda suerte de explicaciones pintorescas para determinar su origen, incluida la intervención extraterrestre.
Los Moais se distribuyen sobre toda la isla y siempre de espaldas al mar.
Comenzamos la visita de la isla y sorprendentemente descubrimos su belleza independientemente de los gigantes allí erigidos. La primera visita es a una cueva con salida al mar donde todavía pueden verse restos de pinturas murales. Seguimos hasta la cima del volcán mayor de la isla: el Rano Kau. Su cráter de más de un kilómetro de diámetro es realmente imponente. El interior lleno de agua forma un lago que todavía hoy sirve para abastecer de agua a los cuatro mil habitantes de la isla, que casi en su totalidad viven en la capital Hanga Roa. Angel siguiendo los consejos de Jose estudia la posibilidad de empujar a Agnes y Mariés al fondo del cráter pero dado que en el interior solo hay agua y que hay pocas posibilidades de que se ahoguen, espera tener mejor suerte en alguno de Nueva Zelanda que esté en actividad






Nos trasladamos al Parque nacional en la zona de Orongo en donde se pueden ver restos de Moais con inscripciones y contemplar el maravilloso paisaje de la costa con las islas Motu Kao Kao, Moto Iti y Moto Nui.
En ese preciso lugar se celebraba anualmente la competición de la que el ganador se convertía en el jefe de toda la isla.






Como una rememoración de aquella costumbre se celebra todos los años la fiesta del Tapati en la que varios equipos compiten para apoyar con sus victorias la elección de la reina anual de la isla. La fiesta se celebra en la última semana de enero y la primera de febrero así que como el domingo tocaba la competición llamada Haka Pei consistente en deslizarse acostado sobre un tronco de banano por una enorme pendiente de un cerro, naturalmente nos dirigimos hacia él a la hora programada junto con la casi totalidad de los habitantes de la isla que allí se encontraban.
El espectáculo es pintoresco más que por el ejercicio en si, por el ambiente de la gente que va a disfrutarlo.










Terminada la competición nos dirigimos a la playa de Anakena, (palmeras, arena tipo harina y mar azul) donde se encuentran los Moais de las plataformas de Ature Huki y de Nau Nau. Impresionante el escenario mas que las plataformas de Moais.









Desde allí pasamos a la plataforma más espectacular de la isla: Ahu Tongariki. Allí se levantan 15 Moais situados a orilla del mar y los más conocidos de toda la isla.











No muy lejos está el volcán Rano Raraku cantera de todos los Moais de la isla en donde casi todos se encuentran medio enterrados esperando un traslado que nunca llegó.








Hay Moais tanto en el interior como en el exterior del volcán y en la zona viven salvajes, gran cantidad de caballos que dan al paisaje una nota pintoresca.








Desde un ángulo de la ladera del volcán contemplamos a lo lejos la plataforma de Ahu Tongariki con sus 15 Moais y un poco más allá el mar.



Terminamos nuestro periplo por la isla que ha durado ocho horas acompañados por el un magnifico guia, Alexandre Mascaro, y nos trasladamos al aeropuerto para nuestro viaje a Papeete en la isla de Tahití, a donde llegamos tras cinco horas y media de vuelo a las once y media de la noche, hora local, del todavía domingo 31 de Enero de 2010 (diez y media de la mañana del día 1 en España)